22 agosto, 2006

Fast Food

Hace unos meses que trabajo en un sitio de esos de comida rápida para costear gastos tan aburridos como el agua, la luz...eh!, el teléfono...

Las horas de medio día son animaciones en toda regla, los papas mandan a los niños a hacer cola, pedir y.. ¡Pagar!. Lo mejor es cuando te toca recoger sala, pueden haber cinco mesas limpias alrededor de una sucia que no cabe duda que el cliente elegirá ésa, la más sucia. Ah!, lo de las sillas..., siempre se esperan para apoyar sus preciosos glúteos en la recién limpita y colocada, una silla un poquito retirada es impensable que llegue a ser utilizada, antes se cogen otra... Esto es como las rebajas, quien llega primero coge silla ,y mesa por supuesto, y quien coge mesa con más sobras recibe 2 por 1, ohh!, cómo les gusta a los papas que sus niños aprendan lo de dos por uno, y es que desde el cambio al euro la comida está imposible así que hay que hacer reservas.. Me encanta el modo en que alguna que otra señora de la trentena antes de sentarse te pide que, de nuevo le limpies la mesa, por si las moscas..., el otro día, ayer, me ocurrió en un par de ocasiones y, en una de ellas, la señora limpia y divina antes de marcharse tuvo la delicadeza de dejar un recuerdo, el paquete recién estrenado del niño, para ambientar la mesa que con tanta mosca...

Nines Plà

05 agosto, 2006

Bueno, limpio, justo

Salone del Gusto y Terra Madre 2006
El mercado y la red para una globalización virtuosa

El Salone del Gusto ha sido definido con una eficaz metáfora mediática como il villaggio globale del cibo, la aldea global de la alimentación: algo distinto a una simple feria comercial. El Salone del Gusto quiere ser un mercado, entendiendo este término en su acepción no sólo económica, sino también ética y social, que proponga en el interior de los pabellones del recinto ferial de Lingotto un lugar para el encuentro, el intercambio, la agregación social.

Terra Madre, en cambio, no está abierta al público, sino que reúne directamente a quienes se encargan del alimento, construyendo una auténtica red de contactos y conexiones encaminada a reforzar las modalidades de producción local, tradicional y sostenible en el mundo. El intercambio de conocimientos, trucos e informaciones, la discusión y puesta en común de los problemas y la búsqueda de soluciones constituyen la nota característica de este encuentro internacional.

Bueno, limpio y justo son los tres adjetivos que definen de forma elemental las características que debe reunir un alimento para responder a las exigencias de los ecogastrónomos.

No se trata ya de un grupito de comilones egoístas, que no se preocupan por los problemas que los rodean y pertenecen normalmente a la clase pudiente, sino de individuos conscientes de poder influir, con su elección, en el mercado y, consiguientemente, en la producción de alimentos. Bueno, respecto a la sensación de placer derivada de las cualidades organolépticas de un alimento, pero también respecto a la esfera compleja de sentimientos, recuerdos e implicaciones identificativas derivadas del valor afectivo del alimento; limpio, es decir producido sin perjudicar a la tierra, en el respeto de los ecosistemas y del medioambiente; justo, es decir conforme con los conceptos de justicia social en los sectores de producción y comercialización.

¿Es factible pedir que el mundo de la producción se ajuste a estos criterios o se comprometa a trabajar para ponerlos en práctica? La adhesión a estos temas por parte de los participantes en el Salone del Gusto se convierte en una declaración de intenciones muy significativa del mundo productivo.