30 julio, 2006

Pequeñas locuras...

De repente a la noche dormilona le ha afectado el trocito de gengibre y no logra conciliar el sueño. Es divertido soñar y retomar el planeta imaginario que tan poco duró en nuestra educación pero que tantos años llevamos algunos arrastrando. Visto y no visto, la realidad se difumina ante nuestros ojos y el mundo está cargado de felicidad. La espiral pasa de largo en el agujero negro, el ángel le estira del cuello haciendo que el sol sonria. De hecho lo hace tan fuerte que dentro del esplendor algunos quieren estropearlo con su cordura, pero yo por ahora me quedo con mis locuras, pequeñitas, pero tan llenas de vida... Ayer, sin ir más lejos, la influencia de una de mis hermanitas "rogetas", me hizo despertar de la siesta del borrego bailando, moviendo mi cuerpo rozando la tierra y despertar sonriendo. Ay!, creo que me voy a recolocar las alas, no se..., deseo emprender el vuelo.

Nines Plà