29 noviembre, 2005

La educación en la alimentación

Atrás quedaron esas guarniciones, a veces auténticos festines gastronómicos en los encuentros sociales y familiares. Lo que era antes cotidiano se está convirtiendo en la gran pérdida tradicional. ¿Quién no recuerda los debates políticos padre e hijo y los asesoramientos maternos de una familia española?, siempre alrededor de la comida o cena era el encuentro obligado o las comidas de negocios o comidas de celebraciones importantes o un “porque hoy es hoy”. Pero son esas pérdidas de encuentros entre otros factores lo que esta llevando a una mala educación alimentaria. Los niños comen en el colegio, los padres trabajan todo el día y comen fuera, el concepto de familia se pierde y ello conlleva a que la gente ya apenas se sienta en la mesa. Así pues, hemos diseñado un modo de vida alimenticio donde el mejor restaurante es un McDonald's donde atienden pronto y acabas pronto, y si por un casual te puedes “escapar a comer a casa” pasas antes por la sección de precocinados, para meter algo al microondas y así desentenderse de cocinar. Nos acomodamos a un estilo de vida donde el tiempo “perdido”, hay que reducirlo al máximo, pero en este caso es tiempo dedicado a nuestra salud.

Y la realidad es que nos percatamos en las malas costumbres que tenemos en nuestra alimentación, pero la acción que ejercemos a veces sobre ella es nula. Una comida bien hecha y bien preparada ayuda a una mayor calidad de vida… Una cosa es comer y otra alimentar y eso es lo que se esta perdiendo en la dieta mediterránea. Lo que creemos nosotros que es comodidad poco a poco llega a ser una perdida de salud y el provocar unos malos hábitos que pueden llevar a consecuencias nefastas, incluso a desordenes en dietas.

Así pues, frente a una correcta dieta mediterránea debemos prestar una correcta actitud alimentaria, saboreando y dejando ingerir los alimentos con tranquilidad y provocando realizar una correcta combustión de los mismos, es decir, provocar una buena nutrición.
Francho Duque